Desde hace algún tiempo los Mossos de Esquadra le estaban haciendo seguimiento a unos malhechores que solo ingresaban en casas de personas mayores, en diversos municipios de Cataluña, los cuales simulaban ser inspectores de compañías de gas.

Todo con la finalidad de acceder al domicilio de las personas adultas para estafarlas, según la policía de la Generalitat, los detenidos acusados por delitos de estafa, hurto y robo con intimidación, además de pertenecer a una organización criminal, cometieron varios hechos delictivos.

En ciudades como Barcelona, Vilanova i la Gletrú, Tarragona, Terrassa y Manresa, dos de los detenidos fueron en la ciudad de Barcelona, otros dos en Cornella de Llobregat y el quinto en Sant Feliu de Llobregat.

Modus operandi

Los autores de los robos lograron sustraer a sus víctimas más de 44.000 euros, tanto en efectivo como mediante transferencias bancarias o con el robo de aparatos electrónicos y joyas.

Para cometer las estafas y robos, los delincuentes realizaban una primera llamada telefónica a las víctimas para alertar de un supuesto error en el contador del gas o en la factura por un valor de entre los 300 y 400 euros, avisando que ese era el último día para solucionarlo.

Ante la alarma de las víctimas, le enviaban al domicilio a dos personas, que acostumbraban a ser mujeres, y se presentaban como inspectoras de la compañía para verificar si existía problemas con el suministro.

Una vez que ingresaban al domicilio, una de estas personas distraía a la víctima y simulaba realizar la revisión, la otra recorría el piso para encontrar dinero, objetos de valor, tarjetas o libretas bancarias, entre otros.

La inspectora que interactuaba con la víctima pedía los datos bancarios de tarjetas y libretas de ahorro, códigos de seguridad con la excusa de que los necesitaba para solucionar el problema de suministro.

Cuando ya contaban con los datos bancarios y los códigos de seguridad que solicitaban, salían del domicilio, para realizar comprobaciones en los contados de gas situados en el exterior del edificio.

Ya estando en el exterior, los malhechores acudían a los cajeros para sacar cantidades de dinero, antes de que bloquearan las tarjetas, libretas y para realizar compras en línea, compras presenciales en establecimientos.

En días sucesivos volvían a llamar a las víctimas, haciéndose pasar por trabajadores de su banco, para obtener los nuevos datos bancarios y volver a sustraer dinero.

En uno de los hechos los autores pidieron a la víctima que les idea el número de seguridad de la tarjeta bancaria, pero era sospechoso y no se lo quiso dar, en este momento la arrinconaron en el pasillo del domicilio y la presionaron hasta obtenerlo.

Las investigaciones realizadas del Grupo de Robos con Violencia del Área de Barcelona de la División de Investigación Criminal se pudieron determinar que se trataba de una banda de cinco personas que había cometido hechos similares en Barcelona y en otros lugares.

Los cinco detenidos de la banda fueron imputados, por ocho hechos delictivos con las mismas características.

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